martes, 27 de enero de 2009

Triste final para el ya "Ex Palacio Ferreyra"

El gobierno de la Provincia de Córdoba no solo JAMÁS contribuyó con un solo centavo para el mantenimiento del edificio, no redujo los impuestos provinciales (como lo había hecho la Municipalidad) sino que fue constantemente subiendo las alicuotas de los impuestos para crear una deuda que los dueños no pudieran pagar y se viesen forzados a entregarlo al gobernador de turno para algún oscuro negociado, como el de los casinos de Medina Allende o los de la española Sarazola (próximo candidato a quedarse con la propiedad), corrupción mediante. ¿Quiere apostar?

Sin embargo los dueños pagaron durante decenios más de 120.000 dólares anuales en impuestos provinciales, y tasas municipales de agua, cloacas, barrido y limpieza, y todo ello por una propiedad de la que no podían disponer con entera libertad porque era "patrimonio cultural" de la ciudad. Patrimonio significa ser dueño de algo, y los supuestos "legítimos dueños" de ese patrimonio (el "pueblo" de Cordoba"), jamás puso un centavo para su mantenimiento. Y ahora los malos de la película vienen a ser los ex dueños! Pero qué lógica tan enfermiza, por Dios!

Cuando a veces escucho comentarios demagógos como. "por lo menos De la Sota hizo algo que será útil para todos" pienso: ¿quiénes son todos? La inmensa mayoría de la gente de la ciudad o la provincia JAMÁS irá a ver cuadros al nuevo museo porque jamás fue al Caraffa o al Genaro Pérez o a cualquier otro museo de la clase que sea. El museo será para "deleite" de una ínfima minoría a costa del resto de los que nunca irán. Se trata de una estadística histórica.

La cultura no se promueve por leyes ni decretos. Se promueve desde el jardín de infantes y lleva generaciones enteras conseguir una "cultura nacional", ya sea literaria, artística o cívica. La inmensa mayoría se cree "leída" porque consume novelas y best sellers, pero sólo conozco tres o cuatro que han leído a Borges o a Shakespeare, o mucho menos a pensadoress fundamentales como Platón, Leibnitz, Victor Hugo, o los clásico rusos, o los formidables españoles, para mencionar sólo una milésima parte de los pensadores básicos.
Si alguien va a visitar al museo será porque lo atrae la curiosidad de saber cómo es por dentro, y sólo encontrará un cascarón vacío, privado de toda la esencia y el valor original, con cuadritos colgados de las paredes, cuadritos que no entiende ni le interesa entender o esculturas que creerá que son adornos para tortas de casamiento.

Claro que hay mucha gente sensible y culta en Córdoba que comprende y ama al arte, y que algunas veces (muy pocas) irá a ver alguna muestra nueva cuando traigan obras de otra parte, como la muestra de Dalí hace algunos años. Pero al común de la gente el arte clásico, ya sea plástico o musical, lo entiende como la penosa muestra de Barbieri, o Fratichelli, donde la ausencia de "arte" demostrada es usada para escandalizar y destacarse de una manera que normalmente no conseguirían jamás, o la música de cuartetos, o los shows de los Redonditos de Ricotta, o Callejeros, o Charlie García, donde lo que prima es la violencia, el alcohol, o la apología a la droga.Hoy muchos "curten" la onda "progre" y apenas si llegan a hacer una apología de la mediocridad y lo vulgar.

La excelencia, el esfuerzo y el verdadero talento han sido condenados y, como decía Ortega y Gasset, quienes se esfuerzan y tienen talento hasta serán castigados por los mediocres por esa excelencia.

Adiós. Me aburrí de predicar en el desierto...

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